domingo, 30 de marzo de 2008

MIRAGEMAN

Creemos que muchos se han preguntado, más todavía los fanáticos de los cómics, como sería tener un Superhéroe en nuestra patria, sí, en Chile. Pues, para ser honestos, estamos seguros que Mirageman, la nueva película de Ernesto Díaz Espinoza, responde a cabalidad esta pregunta.
Y es que nuestro primer superhéroe está lejos de ser un estereotipo de las grandes películas de superhéroes del norte, con poderes, autos fantásticos y toda la parafernalia que rodea a los enmascarados, porque, ha decir verdad, Mirageman NO TIENE NADA. Así, literalmente. El personaje es un hombre común y corriente, con una vida trágica, con un hermano enfermo mental, y un trabajo que no le place. Vive en el subsuelo, tal vez de ahí su primer impulso por "salir del hoyo", practicando artes marciales en secreto.
Y qué es lo distinto, pues nosotros, la sociedad chilena, una fotografía muy exacta de como lo recibiríamos. En el film se muestra que nadie cree en él, que nadie puede tomar la justicia por su mano, la prensa lo ridiculiza y luego lo alaba (clave el personaje de Maríe Elena Swet, Carol Valdivieso), en el constante juego de lo privado-público.
Por su parte, Mirageman inventa trajes ridículos para combatir el mal, cree en sus valores pero nadie los respeta, porque, como dijimos antes, somos una sociedad chaquetera. Incluso el ayudante de nuestro superhéroe, Pseudo-Robin, es un fiel representante de lo que se denomina incosecuencia. Cabe señalar que este personaje se "roba" la película.
Recomendamos ir a ver Mirageman con la advertencia que no econtrará grandes efectos especiales, cuidados diálogos intelectuales (que dicho sea de paso estarían de más, porque las acciones hablan por sí solas), ni un hombre enfundado en mallas. Usted encontrará una muy buena película de fino humor, esperanza para los que aún creen en ella y claro, golpes y patadas bien hechas y bien puestas, que han hecho famoso a su protagonista, Marko Zaror.

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